(Toro con torero. Uno de los retablos mecánicos de Xesco Quadras)
Siguiendo con nuestro artículo anterior en el que destacamos el homenaje a la compañía Titelles Sebastià Vergés, por mantener viva la modalidad tradicional del Titella Catalá en sus 110 años de trayectoria. Hablaremos en esta ocasión de tres espectáculos presentes en el festival que tocan la línea clásica y tradicional del títere de guante, cada uno desde una perspectiva diferente.
Irene Vecchia y Pulcinella
Comenzaremos por la extraordinaria Irene Vecchia, titiritera italiana que a día de hoy es una de las más destacadas representantes del guaratelle napolitano. En su espectáculo Pulcinella e le Guarattelle se acompaña de Marcello Squillante, acordeonista y músico de tarantelas, y es precisamente con esta música que dan inicio a la función. La pandereta llevada en manos de Irene Vecchia junto a su voz nos llama para iniciar el viaje en el tiempo. En pocos minutos estamos inmersos en una experiencia inolvidable. Pulcinella, con su simpatía nos gana la atención y desde su primera salida nos tiene conquistados hasta el final de la obra, donde nos despedimos con melancolía de este singular personaje originario de la comedia del arte.
Irene Vecchia es una magnifica intérprete de todos los personajes de su espectáculo, lleva un ritmo delirante en su manipulación que nos hace transitar por diferentes secuencias emocionales y encontrarnos con nuestros deseos más arcaicos.
Algunos de los personajes que aparecen en este espectáculo son: Pulcinella, Teresina, el Perro, Don Pasquale y la Muerte. Cada uno de ellos, con sus pícaras acciones, hacen que viajemos ciegamente por el amor, la justicia, el miedo, llevándonos también a responder ante lo que nos presentan en escena de forma irracional. Este es uno de los logros de este sencillo y curado espectáculo, en el que como espectadores no tenemos tiempo de pensar, sólo de reaccionar ante lo que vemos, exponiendo nuestras emociones en el cambio de una escena a otra.
Pulcinella nos conecta con nuestras miserias y también con nuestras bondades, y es este hecho el que hace que espectáculos como el de Irene Vecchia sigan vivos en pleno siglo XXI. En resumen, pura emoción y humor del más elevado.
Eudald Ferré: El Faune, el Drac i el Dimoni
Continuamos con el espectáculo El Faune, el Drac i el Dimoni de Eudald Ferré, quien reinterpreta el Titella Catalá y lo integra entre las vivencias de dos vendedores ambulantes, que por su vestuario reconocemos que pertenecen a la época Barroca. Caldereros que nos interpelan desde el inicio hasta el final, avisándonos de que estamos en dos planos narrativos y que ellos también forman parte de esa narración que vivimos a través de los títeres de guante al desnudo.
Las dos historias, la de los caldereros y la que acontece a los personajes fantásticos (Heroína, Demonio, Dragón y Fauno) se entrelazan a medida que la narración avanza.
Eudald Ferré asume el doble papel de vendedor y juglar que nos lleva por la narración de la historia de Anna, una joven que con su astucia se libra de los maleficios del Demonio y de la venganza del Dragón. Estos personajes que provienen del imaginario popular mediterráneo son encarnados por putxinel·lis que pertenecen a la técnica del Títere Catalán, cuyas tallas de madera tienen la particularidad de tener dorso y que se manipulan poniendo los tres dedos centrales de la mano en tres agujeros del dorso, ocupándose de sus manos los dedos meñique y pulgar.
Es una audacia digna de mención, que el espectáculo presente los títeres al desnudo, es decir, sin las ‘almas’ o vertidos que suelen cubrir la mano y el brazo del manipulador. A su vez, el titiritero con funciones también de narrador, está a la vista del público en escena.
La escenografía sugiere el taller donde los caldereros hacen y venden sus ollas. Y es en este mismo espacio donde los títeres se mueven y realizan sus acciones, recorriendo por momentos todo el escenario. Eudald Ferré mantiene la atención del público en una dramaturgia de Lluís Graells basada en la narración oral, en la voz del juglar.
El Faune, el Drac i el Dimoni cuenta con la música en vivo, interpretada por Adam Purtí, que a su vez viste el personaje de pupilo del maestro calderero. Este personaje nos cautiva por su ingenuidad y nos reímos con él de sus pequeños equívocos.
Los retablos mecánicos de Xesco Quadras
Para cerrar este bloque de propuestas relacionados con los títeres tradicionales europeos basados en Pulcinella, nos vamos a la instalación de la compañía Peus de Porc que dirige Xesco Quadras con sus ocho Teatrets Mecànics, un espacio de juego donde son los espectadores los que experimentan y mueven diferentes escenas de títeres de guante.
Esta propuesta apela a la curiosidad del público y crea un ambiente festivo a su alrededor.
A través de mecanismos diseñados por Xesco Quadras, los espectadores manejan pequeñas acciones donde cada uno viste un papel. La dramaturgia es llevada a su unidad mínima: la acción donde cada jugador debe cumplir un objetivo para ganar a su contrincante.
Si el género de los polichinelas tradicionales ya busca la síntesis máxima en sus dramaturgias, con rutinas y juegos que expresan lo esencial del juego dramático, Xesco Quadras todavía va más lejos, al proponer con sus ochos retablos mecánicos una síntesis hiper simplificada de las rutinas clásicas, basada en el conflicto básico de la lucha por salirse con la suya: apalizar a los demonios y no ser apalizado por ellos, disponer de cama dejando al otro sin, darle a la cachiporra sin recibir del contrincante, o vencer a la muerte (representada aquí por el clásico toro) y no dejarse vencer por ella, entre otros números. Es por eso que sus títeres toman por modelo figurativo a la tradición más sintética de los polichinelas tradicionales europeos, el Dom Roberto portugués.
Un espacio divertido e ingenioso, como suelen ser los proyectos propuestos por Xesco Quadras, cuyo interés por los autómatas y por la manipulación técnica está siempre presente en sus singulares propuestas que permiten al público no sólo ser espectador, sino formar parte una experiencia lúdica.