(La mujer de los cabellos rojos. Actriz: Giovanna Pezzullo)
Una de las pocas cosas que nos ha dado el vivir una pandemia, es la experimentación con otras formas de crear contenidos artísticos de calidad. El teatro sensorial que yo recuerdo, me dejaba siempre una impresión de vivencia, de haber descubierto algo íntimo de mí misma en cada experiencia que proponían en sus instalaciones teatrales.
Cuando descubrí que había una experiencia poética LIVE llamada Radio Clandestina, me dio curiosidad, sobre todo por aquello de: “la radio que puedes ver”. Pensé que sería un recorrido extravagante, raro, pero lo que no entendí a la primera, fue que sería on line, (aún no me familiarizo con términos como “live”) y que era Radio Clandestina y sus protagonistas los que entraban en mi casita, en un rincón de mi intimidad.
Lo primero que recibes es un documento con unas instrucciones precisas y al mismo tiempo, literarias, cosa harto difícil, pero que consiguen los del Colectivo Clandestino, y además, logran crear expectativa. Es una invitación a un lugar oculto, al que solo puedes entrar si te renombras, si no eres tú mismo, y reflexiono: ¿No es esto lo que hacemos cada día en nuestras redes sociales? Allí, tenemos otros nombres, otras vidas, subimos una selección de lo que queremos mostrar al mundo, una parte sesgada de cada uno de nosotros, y comienza la interacción con ese aquello que dejamos ver.
Lo mismo ocurre aquí, nos mostramos, y a la vez, no. Nos convertimos en personajes. Seguimos las indicaciones, cada uno desde su espacio, respirando las pausas, escuchando los mensajes que se dan y que nos advierten que estamos a punto de entrar en un espacio secreto, en un espacio casi prohibido, pero en el que tú sí puedes estar. Esta sensación de ser “elegido” alimenta la curiosidad y entramos.
Dentro de esa radio visual encontramos detalles de objetos y pequeñísimas instalaciones inanimadas que provocan el imaginario del espectador. Las advertencias siguen presentes, y sabemos que lo que estamos viendo no es convencional, pues como público completamos el guión propuesto, somos presencia y personajes, somos los vouyeurs inocentes de unos espacios absurdamente poéticos.
La iluminación y los encuadres motivan la creatividad del “oyente”, pues están estudiados de manera que veamos, lo que no acostumbramos a ver. Un medio cuerpo, pero sin rostro, detalles del vestuario, objetos descatalogados, movimientos y acciones que forman parte de un pasado reciente, pero que ya podemos vivir con nostalgia.
Estos encuadres, estos lugares poéticos apelan a los recuerdos íntimos del oyente, y mientras los narradores nos cuentan el contenido de su espacio sonoro, los espectadores podemos trasportarnos a nuestras propias referencias a través de la memoria.
Cada sección o espacio dentro de la radio, acaba con una publicidad bucólica que nos saca una sonrisa, y es que esta propuesta tiene un humor delicado, sofisticado, que se expresa a través de materiales visuales puestos en contraste con la palabra o simplemente en detalles singulares en el atrezzo o el vestuario.
Las obras del Teatro de los Sentidos, están basadas en el juego con el otro, y ésta no escapa de esa combinación, dado que los miembros de este Colectivo Clandestino son profesionales creadores de estas instalaciones oníricas que muchos hemos tenido la suerte de vivir. Cuando entramos en aquellas habitaciones de zoom, entramos en un juego. Nuestro papel es completar las propuestas que nos dan los actores, exponernos, a través de un seudónimo, tenemos la licencia para sacar nuestra verdad.
La estructura dramática se compone a través de los recursos de la plataforma zoom, muy bien estudiados por el colectivo; vamos cambiando de cuadros, y entrando en pasadizos donde estamos todos a oscuras, o en pequeñas habitaciones donde un grupo más reducido puede intimar.
En cada espacio o cámara se propones temas diversos, siendo el más reconocible, el amor y el desamor. Con un leguaje a veces poético y otras veces paradójico, los actores te invitan a entrar en el juego, y a no ser literal, y así es como la participación del público sorprende por cómo son capaces de entrar en ese lenguaje sin dificultad y dejarse llevar por la palabra, por la poesía.
Cuando el juego llega a su final nos quedamos con la sensación de que volvemos de un viaje, tal vez como el que hizo Alicia a través de su espejo, y aunque seguimos estando en la comodidad de nuestros hogares, la sensación de haber estado en otros lugares es real. La experiencia se queda en el cuerpo.
Radio Clandestina es una propuesta arriesgada, que confía en la experiencia y la sensibilidad de los actores formados en el Teatro de los Sentidos, acostumbrados a recibir al espectador y hacerlo partícipe y protagonista. Consiguen, que cada espectador que entra en su espacio poético salga transformado.
Ficha artística:
Radio Clandestina. Espectáculo teatral online
Creación del Colectivo Clandestino
El Colectivo Clandestino son:
Patrizia Menichelli
Nelson Jara
Stephane Laidet
Giovanna Pezzullo
Arianna Marano
Sergio Alessandía
Gabriel Hernández
Deysi Gelves