(Portada del catálogo editado por el Museu da Marioneta)
Se puede ver hasta el 20 de octubre de 2024 la exposición temporal ‘A revolução das Marionetas – 1970-1980’ en el Museu da Marioneta de Lisboa. Una exposición que pone luz a una época importante de la historia de los títeres en Portugal y en toda Europa, cuando en las décadas de los años 70 y 80 del siglo pasado, las formas y los modos del teatro de títeres sufrieron unos cambios fundamentales, que hicieron que a partir de entonces nada volviera a ser igual.
La exposición pasa revista a algunos de los principales nombres que en aquellos años mutaron hacia nuevas formas de expresarse las marionetas: Maria Emília Perestrelo, José Carlos Barros, Lília da Fonseca y el Teatro Branca-Flor, Carlos Chagas Ramos, Manuel Costa Días, Ildeberto Gama, la recuperación del Teatro Dom Roberto y de los Bonecos de Santo Aleixo, o la compañía Marionetas de São Lourenço e o Diabo – Teatro de Ópera.
A destacar el importante catálogo editado por el Museu, un volumen indispensable para conocer los fondos de su colección, en este caso referidos a las compañías portuguesas de los años 70 y 80.
La Revolución de las Marionetas
Desde finales de los años 60 del siglo XX, el teatro de títeres en Portugal sufrió una fuerte agitación debido al cambio que comenzó a hacerse sentir en el ámbito de las artes en general.
El muñeco comienza a despertar interés entre un grupo de artistas con formación académica, que apunta al poder comunicativo del muñeco desde un punto de vista antropológico, social, artístico, pedagógico y sobre todo como potencial mediador en la construcción de una democracia cultural. Surgen estudios sobre el tema, mientras el teatro de títeres va de la calle a la sala, a las escuelas, y se abre a las nuevas dramaturgias.
El títere y su teatro se revelan como un agente cultural de primer orden en el nuevo concepto de educación artística que comienza a abrirse camino.
Los tres políticos Álvaro Cunhal, Mário Soares, Ramalho Eanes, convertidos en títeres por Maria Emília Perestrelo. Foto catálogo
En estos años se desarrolló un creciente interés por el arte de los títeres: recuperación de antiguos repertorios, reinvención tipológica de los títeres, investigación de nuevos procesos de creación y de manipulación. En la concepción plástica más elaborada de la exposición, vemos que forma parte de un proyecto, un dibujo y un pensamiento artístico. Se trabaja con los músicos y la orquesta, se conocen nuevos públicos, de todas las edades y diferentes niveles culturales.
Los espectáculos de marionetas, en la calle o de salón, se desarrollan en un recinto estructurado, antes inexistente. Encontramos nuestros escenarios en Juntas Parroquiales, Ayuntamientos, Colegios, Teatros y Museos. En la década de 1980 surgieron los primeros festivales de títeres nacionales e internacionales.
La Fundación Calouste Gulbenkian fue una de las primeras en acoger teatros de títeres en los años 60. ACARTE, fundada en 1984, prestará un fuerte apoyo a compañías como São Lourenço e Diabo y la Associação Cultural Marionetas de Lisboa. Con la entrada de Portugal en la CEE, se produce una apertura cultural inédita hasta entonces. Hay una energía liberadora colectiva, esperanzadora y nuevas posibilidades de producción.
Sin duda, los años 70 y 80 fueron uno de los períodos más fructíferos, creativos y originales del teatro de títeres del siglo XX.
Álvaro Cunhal, Mário Soares, Ramalho Eanes. Marionetas de Maria Emília Perestrelo
Maria Emília Perestrelo, ingeniera química de profesión, comenzó a fabricar títeres de guante después de jubilarse, influenciada por su hermana, Lena Perestrelo, titiritera de la compañía Teatro de Bonifrates. Era una época en la que la televisión se convertía en la principal forma de entretenimiento de los portugueses, y en que las formas típicas y tradicionales de los títeres, como el Teatro Dom Roberto, estaban en peligro de desaparecer. Maria Emília Perestrelo llevó a la televisión el arte de los títeres, en programas infantiles. como “A Feira dos Bonecos”, “Uma História no Fim do Dia” o “Vila das Brincas”. Sus títeres dieron vida a textos de reconocidas escritoras como Maria Alberta Menéres y Natércia Rocha.
Maria Emília Perestrelo. Foto catálogo
De las figuras reconocidas por todos los portugueses, Emília caricaturizó en forma de títeres a Hermínia Silva, Carlos do Carmo, Beatriz Costa, Amália Rodrigues,
José Saramago, el maestro Vitorino de Almeida y el trío de políticos que más se destacaron en ese momento: Álvaro Cunhal, Mário Soares y Ramalho Eanes.
“Siempre pensé que la cabeza de Álvaro Cunhal era interesante y bonita para representarla con un muñeco,
particularmente por sus cabellos y cejas blancos”, dijo Emília, durante una exposición que organizó en la Sociedad de la Lengua Portuguesa, a finales de los años 80.
Fotografías de los años 50-60
En los años 50 y 60, el arte de los títeres era esencialmente un arte callejero, itinerante y popular. Los titiriteros operaban principalmente en las calles, playas, ferias y fiestas populares, de forma estacional y según sus necesidades económicas. Algunos actuaron en pabellones, en un contexto más desarrollado, con música en vivo.
António Talhinhas y Manuel Jaleca con los Bonecos de Santo Aleixo. Años 60. Foto catálogo
También existía una conexión entre los titiriteros, los circos y otros espectáculos itinerantes, notable en la forma en que algunos titiriteros recurrían al aporte de animales: perros, gatos, ratas, gallinas o monos. Los animales actuaban con títeres, en pequeños espectáculos que pretendían principalmente sorprender, distraer y hacer reír a un público que, en una vida cotidiana difícil, encontraba en estas representaciones una burbuja momentánea de distracción y ligereza.
En estos espectáculos itinerantes y muy sencillos, pero a menudo muy comunicativos, también se contaban sátiras sociales, críticas políticas y religiosas, leyendas e historias tradicionales. En los pueblos más alejados de los centros urbanos o en las afueras de las ciudades, donde el acceso a la cultura era prácticamente inexistente, la actuación de estos titiriteros era el único contacto que tenían con la idea del teatro.
Dom Quixote e Sancho Pança
Construidos en metal y tela por José Carlos Barros entre 1978 y 1985, estos títeres de varillas y hilos son un caso único en el arte de los títeres portugueses del siglo XX.
Los materiales utilizados (cobre, latón, zinc y hierro) representan las clases sociales de los diferentes protagonistas. Los nobles e hidalgos son de cobre y latón, la clase media de zinc con algunos detalles en cobre o latón, el pueblo de zinc y hierro. Los elementos comunes de uso cotidiano forman parte del cuerpo humano: la manija y la cerradura son la nariz y los ojos de Dulcinea, los botones y ruedas dentados del reloj forman los ojos de la nodriza de Don Quijote y de Sanchica, la fregona de acero es el cabello de Teresa, la esposa de Sancho Panza, Tuercas y tornillos dan forma a los ojos y la nariz de Sansón Carrasco.
Don Quijote. Marioneta de José Carlos Barros. Foto catálogo
La obra, Dom Quijote y Sancho Panza, fue puesta en escena por la Associação Cultural Marionetas de Lisboa, basada en el texto del siglo XVIII de António José da Silva “O Judeu”, Vida del Gran D. Quijote de la Mancha y Gordo Sancho Panza, que a su vez retoma la conocida obra de Cervantes.
Norberto Ávila hizo la adaptación. Los decorados de la muestra, en tela pintada, fueron diseñados por Lima de Freitas, quien los recreó a partir de dibujos que había realizado en 1955, para la edición de O ingenioso Fidalgo D. Quijote de la Mancha, traducido por Aquilino Ribeiro.
Sancho Panza, marioneta de José Carlos Barros. Foto catálogo
El espectáculo se estrenó en 1985, en la sala de usos múltiples ACARTE, de la Fundación Gulbenkian, con enorme éxito. Por primera vez se construyó una estructura escénica diseñada específicamente para un espectáculo de marionetas de barra.
Teatro de Branca-Flor. Un proyecto de educación por el arte
Fundado en 1962, el Teatro Branca-Flor nació del proyecto pionero de Maria Lígia Valente da Fonseca Severino (1906-1991), conocida como Lília da Fonseca. Personalidad polifacética, escritora, dramaturga, directora, periodista y pedagoga, Lília da Fonseca destacó no sólo por su actividad cívica, en defensa de los derechos y la igualdad de las mujeres, sino también por la labor estructurante que desarrolló en el campo de la literatura infantil, el teatro y una educación a través de un arte accesible a todos.
La Compañía debutó en 1962 en la Sociedad Nacional de Bellas Artes, con la obra A Menina da Gruta e sua Wand, en la que se exhibieron varios títeres. El nombre Branca-Flor, personaje que es a la vez princesa y hechicera, está inspirado en la heroína de un ciclo de cuentos tradicionales portugueses. Todos los espectáculos debían pasar la inspección y la aprobación del censor del espectáculo. En la exposición se encuentra una copia de los documentos de aprobación de la exposición A Menina da Gruta e sua Wand.
Marioneta de Lilia da Fonseca. Foto catálogo
La recién creada Fundación Calouste Gulbenkian desempeñará un papel fundamental en la realización del proyecto del Teatro Lília da Fonseca. Fue la Fundación la que equipó a la Compañía y apoyó la producción de espectáculos, giras y viajes de estudio de Lília da Fonseca durante varios años.
Entre 1962 y 1982, el Teatro de Branca-Flor actuó por todo el país, en pueblos, villas y ciudades, realizando también giras internacionales. A través de los títeres, miles de niños descubrieron y se beneficiaron de un proyecto pionero que abrió el camino a una nueva forma de pensar la educación a través del arte.
Gobernador, Capitalista e Trabalhadores
Carlos Chagas Ramos realiza estos títeres de guante para el espectáculo Historia, más o menos cierta, de un señor y sus dos sirvientes, presentado en la segunda Festa do Avante en septiembre de 1977. Los títeres representan a dos trabajadores, un gobernador y un capitalista. Las cabezas están moldeadas y pintadas con pasta de madera.
Capitalista. Marioneta de Carlos Chagas Ramos. Foto catálogo
El guion de nueve páginas es marcadamente revolucionario y hace una caricatura muy crítica del sistema capitalista. También se exhiben los dibujos que Chagas Ramos realizó como proyecto para la elaboración de los títeres.
Tourada – Teatro Dom Roberto
Probablemente con origen a finales del siglo XVIII, el Teatro Dom Roberto es una forma de teatro ambulante de carácter popular, que se representaba principalmente en los meses de verano, en ferias, playas y jardines. Los muñecos son títeres de guante, con cabezas toscamente talladas en madera pintada y cuerpos hechos de tela. La característica identificativa de los Roberto es el uso de una caña, una pequeña placa de metal que el titiritero coloca cerca de la garganta, y que permite el sonido característico de la voz de los Roberto: la llamada lengüeta o palheta en portugués.
Manuel Costa Dias (1987, con dos Robertos. Foto catálogo
Manuel Dias forma parte de una nueva generación de titiriteros que, a partir de los años 80, retomaron el arte de los títeres tradicionales y le dieron un nuevo impulso. La tauromaquia es uno de los temas que recreó y presentó por primera vez en la BIME – Bienal de Títeres de Évora – en 1987. A excepción del toro, que es un títere de palo, todos los demás son títeres de guante. El espectáculo estuvo acompañado de música en vivo.
Gracias al dinámico trabajo de esta nueva generación de roberteiros, el Teatro Dom Roberto fue inscrito en el Inventario Nacional del Patrimonio Cultural Inmaterial en 2021.
Auto da Barca do Inferno
Se refiere a la obra de marionetas Auto da Barca do Inferno, del texto de Gil Vicente, estrenada el 22 de abril de 1986, en la sala experimental del Teatro D. María II.
José Carlos Barros creó a los protagonistas de la narrativa vicentina en muñecos de varilla e hilo, fabricados en fibra de vidrio, material poco utilizado en la época, especialmente en la construcción de muñecos. Cabezas, manos y pies moldeados en arcilla fueron el punto de partida para que los moldes de yeso fueran reproducidos en fibra de vidrio.
Asistente del Diablo. A Barca do Inferno. Marioneta de José Carlos Barros. Foto catálogo
El barco, construido en corcho, es a la vez el soporte de los títeres, cuyas varillas están suspendidas de la estructura metálica que hace las veces de mástil.
En la exposición se presentan ocho personajes del elenco: el Ángel, el Noble, el Diablo y el Ayudante del Diablo, el Loco, el Zapatero “con su delantal y cargado de zapatos”, la Compradora Brízida Vaz y el Judío con el chivo sobre sus hombros, como describe Gil Vicente. Para crear los rostros con rasgos faciales exagerados, sumamente expresivos, entre el asombro, la aprensión y la resignación, el autor se inspiró en las gárgolas del Monasterio de los Jerónimos. El vestuario, vestimenta y atrezo seguían imágenes de la época, como las iluminaciones del Libro de Horas de Dom Manuel, contemporáneo de Gil Vicente.
O Romance da Raposa
O Romance da Raposa, basada en el texto homónimo de Aquilino Ribeiro, fue puesta en escena por la Associação Cultural Marionetas de Lisboa y presentada en 1986, en la Fundación Calouste Gulbenkian. José Carlos Barros, autor del escenario, imaginó el bosque como un frondoso tapiz de lana, tejido y trabajado en macramé, donde aparecían diversos animales. Los títeres, fabricados en fibra de vidrio, son de Ildeberto Gama. Todos los animales tienen bocas articuladas que se pueden manipular mediante un gatillo en su interior, lo que permite que el espectáculo cree una dinámica constante, acorde al ritmo de las conversaciones entre los animales. El espectáculo, acompañado de música en vivo, estaba dirigido a niños mayores de 3 años.
A Raposa. Marioneta de la Asociación Cultural Marionetas de Lisboa. Foto Catálogo
A pesar de la sencillez del dispositivo escenográfico, el fuerte impacto visual del tapiz forestal, el realismo y calidad de la ejecución de los títeres, el movimiento de las cabezas a través del “bosque”, la música y la iluminación, fueron absolutamente innovadores en el arte de títeres en Portugal.
As Histórias de Hakim
Las Historias de Hakim, escrita en 1966, es una de las obras más representadas de Norberto Ávila (más de un centenar de representaciones dentro y fuera de Europa).
Adaptada para teatro de títeres por el Grupo de Teatro “Perna de Pau” y presentada en 1976 en la Casa da Cultura das Caldas da Rainha, la obra es presentada nuevamente por la Associação Marionetas de Lisboa, en el Teatro da Trindade en 1986, con decorados de José Carlos Barros y dirección artística de Carlos Cabral.
Marioneta de ‘As Histórias de Hakim’, de la Asociación Marionetas de Lisboa. Foto catálogo
La idea de la historia surgió durante el viaje de Norberto Ávila a Marruecos. Fascinado por los narradores, creó una obra de teatro en torno al tema. Así nació Hakim, un narrador de Bagdad. De todos los títeres de la obra, diseñados y construidos por Salem Assef, sólo estos cinco han sobrevivido hasta el día de hoy. Son muñecos de palos y cuerdas, hechos de pasta de papel pintada -cabezas y manos- con cuerpos de tela y relleno. Inactivos desde finales de los años 80, fueron restaurados en 2024 por José Carlos Barros.
Bonecos de Santo Aleixo
Estos títeres centenarios son los más antiguos de la exposición. Son muñecos muy sencillos, construidos con materiales comunes –madera, corcho, metal y cascos– y movidos mediante una varilla en la cabeza. Hay referencias a su existencia desde finales del siglo XVIII, cuando fueron censuradas por la Inquisición en Vila Viçosa.
En la década de 1980, los títeres fueron recuperados por el Centro Dramático de Évora (CENDREV), que conservó los repertorios, la música y toda la puesta en escena original.
San José. Bonecos de Santo Aleixo. Foto catálogo
Actualmente, los espectáculos se realizan con réplicas, construidas en los años 1980 por un artesano de Rio Grande do Sul, utilizando los mismos materiales y técnicas. Como se hacía tradicionalmente, los Bonecos de Santo Aleixo siguen actuando sin ningún aparato técnico. Música en vivo, tocada y cantada, luz de candiles de aceite y velas, y un repertorio que pasa de generación en generación, vinculado a la vida cotidiana de Rio Grande do Sul, tanto terrenal como espiritual.
Tanto los originales como las réplicas pertenecen al CENDREV que, en la década de 1980, se hizo cargo de la colección y preservación de estos títeres, perpetuando y difundiendo su expresión y actividad artística, tanto a nivel nacional como internacional.
São Lourenço e o Diabo
La Companhia de Ópera-Buffa São Lourenço e o Diabo fue creada el 10 de agosto de 1974, día de San Lorenzo por Helena Vaz, artista visual, directora y creadora de los títeres, José Alberto Gil, músico y autor de letras y música, y el tenor Fernando Serafim.
Se trata de un proyecto pionero, con muñecos de manipulación a la vista, con cantantes y músicos. La Compañía pretendía reconstituir el espíritu y las características de la ópera buffa del siglo XVIII, pero integrándola con el teatro de títeres contemporáneo, en interacción con otras disciplinas.
Marionetas de São Lourenço e o Diabo en el taller, años 70. Foto catálogo
En los primeros años, entre el 76 y el 77, durante los meses de verano, la Compañía recorrió el país en un carro de teatro, tirado por un tractor o por el caballo “Gaiato”, y adaptado al backstage y al espacio escénico. Existió una preocupación por rescatar procesos de itinerancia, escenografía y narrativa musical, previos a la comunicación de masas, que en los años 70 y 80 prácticamente habían desaparecido.
Para construir los títeres, Helena Vaz utilizó materiales tradicionales como arcilla, tela y objetos cotidianos: plumeros, abanicos, entre muchos otros.
Los temas de las obras fueron variados, con especial interés en el repertorio de óperas para títeres del siglo XVIII de António José da Silva, “O Judeu”, textos de Gil Vicente, narraciones del cancionero tradicional portugués, o temas más recientes, como la Historia del Soldado.
El trabajo artístico, original e innovador de la Companhia de São Lourenço e o Diabo abrió el camino para los títeres contemporáneos.
En la década de 1980, la Companhia de São Lourenço e o Diabo, en su proyecto de recuperación de las óperas de António José da Silva (el judío), imaginó y diseñó los títeres para representar la obra As Variedades de Proteu, con música José Alberto Gil. Helena Vaz construyó los títeres y diseñó la representación: Proteo, vestido de marrón, simbolizando la montaña en la que luego se transforma; Cirene, sin rostro, con la cabeza pintada de púrpura; Polibio, mayor, con túnica con puntas doradas y sombrero cónico; y las sirvientas Caranguejo y Maresia, diseñadas como atrezzo manipulable.
La obra es una ópera cómica, de temática mitológica, escrita por António José da Silva, y representada en el Teatro do Bairro Alto, en Lisboa, en mayo de 1737. La narración cuenta la historia de Políbio y su hija Cirene, que huyeron de Egipto, y la del rey Ponto, padre de Proteo y Nereo. Cirene se casa con Nereo y Doris se casa con Proteo. Maresia es la sirvienta de Doris y Cangrejo es el sirviente de Proteus. La acción se desarrolla en Flegra, entre Grecia y Macedonia. La obra nunca se representó.
Os Encantos de Medeia
La obra para títeres Os Encantos de Medeia, basada en el texto de António José da Silva, fue representada por primera vez en 1991, en el Teatro Académico de Gil Vicente, por la Companhia de São Lourenço e o Diabo. La mayoría de los títeres se fabricaron en la década de 1980 y se exhibieron en la Fundación Calouste Gulbenkian en 1984.
La narración cuenta el embarque de Jasón hacia Tesalia en el barco “Argos” y las aventuras que siguen con la pasión de Creusa y Medea por Jason.
Medea. São Lourenço e o Diabo. Foto catálogo
Helena Vaz fue la autora de los títeres, la escenografía y la puesta en escena, siendo al mismo tiempo la manipuladora de Medea.
Todo el conjunto musical estuvo dirigido por el maestro Leonardo de Barros. Los sonidos de la naturaleza –el mar, la tormenta, las nubes y las montañas– fueron reproducidos con maquinaria construida expresamente para este fin por António Lino, retomando modelos de maquinaria teatral del siglo XVIII. En la exposición se presentan todos los protagonistas: Medea y Creusa, los argonautas con plumas en la cabeza, Jasón con sombrero de paja, Arpia, el rey Etas y Sacatrap.
Las óperas para teatro de títeres, diseñadas por António José da Silva, constituyeron un modelo aparte en el teatro portugués de la época, así como en el siglo XX la Companhia de São Lourenço e o Diabo constituyó un modelo de teatro de títeres absolutamente único y muy diferente a todo lo que se había hecho hasta entonces. La técnica de manipulación, los eruditos repertorios, la fuerza expresiva de las fisonomías de los títeres, la integración en un todo que englobaba un proyecto musical y dramatúrgico, fueron pioneros e innovadores.
La Historia del Soldado, de Igor Stravinsky
Igor Stravinsky compone La historia del soldado en 1917, en el contexto de una Europa devastada por la Primera Guerra Mundial. La obra, escrita por Charles-Ferdinand Ramuz, inspirada en un cuento popular ruso, cuenta la historia de un soldado desmovilizado que vende su alma, simbolizada por su violín, al diablo, a cambio de un libro donde pudiera predecir el futuro.
En junio de 1982, la Companhia de São Lourenço e o Diabo presentó la obra para teatro de títeres. Helena Vaz crea los títeres del Diablo y el Soldado y añade dos princesas bailarinas.
La obra se estrena en el Teatro Nacional de São Carlos, en el marco de las celebraciones del centenario de Stravinsky.
Maria Parda – Farsa Musical
Entre el 25 y el 30 de junio de 1978, en el marco de las fiestas de Lisboa, se representó en las calles de Lisboa la obra Maria Parda, Farsa Musical, representada por la Companhia de São Lourenço e o Diabo a partir de la obra de Gil Vicente, Pranto de Maria Parda,.en formato itinerante, en una carreta tirada por el caballo “Gaiato”.
El objetivo, en palabras de los directores de la Compañía, era “la reconstitución de formas escénicas arcaicas enterradas en la memoria colectiva (en este caso el teatro ambulante de los saltimbanquis), des-erudizar el espectáculo teatral, sin perder la calidad de su componentes, permitir una lectura sin citas de los clásicos, contribuyendo así a difuminar la frontera entre lo erudito y lo popular” y “participar en el esfuerzo por hacer un teatro menos elitista, trasladándolo de las salas nacionales al lugar donde nació, el cementerio y la plaza pública”. En septiembre del mismo año, la Compañía presentó la pieza en los jardines de Ar.Co, en Lisboa.
María Parda. Foto catálogo
Según el texto vicentino, María Parda, mendiga y alcohólica, deambula por las calles de Lisboa en busca de una taberna que le sirva. Nadie la atiende sin que le paguen. María Parda, sin dinero y desesperada, se niega a beber agua y acaba muriendo de sed, criticando en su testamento a la sociedad lisboeta, que en 1521-22 atravesaba una grave crisis.
A partir de esta obra, revisitada por la Companhia de São Lourenço e o Diabo, aparecen en la exposición tres personajes creados por Helena Vaz: Maria Parda, Elvira Buona Fé (que era una especie de narradora) y el Diablo. El reparto completo contaba con siete personajes, faltando en la exposición mel Ángel (posteriormente adaptado al Rey Etas en la obra Encantos de Medea), João do Lumiar, Martim Alho y Biscainha.
Textos de Ana Paula Rebelo Correia