Tuvo lugar el fin de semana pasado, del 24 al 26 de agosto, el llamado Aquelarre de Cervera, una fiesta de carácter diabólico e infernal que desde hace unos treinta años (desde 1978) se celebra en la ciudad de Cervera. Se trata de una fiesta que con los años se ha convertido en una importante tradición local (han sido unos sesenta mil los visitantes que han participado este año) y que gira alrededor de la iconografía popular catalana existente sobre el tema del Diablo, los Correfocs (pasacalles de fuego), los Dragones, las Brujas, el Infierno, … Una iconografía que se manifiesta en una extraordinaria riqueza de muñecos, gigantes, máscaras, cabezudos, dragones, vestuarios y artefactos diabólicos de todo tipo.
Lo más curioso de esta fiesta es su pronunciado carácter pagano y satánico, ya que toda la ciudad participa durante estos tres días en la invocación al demonio, el cual aparece en un escenario encarnado por un actor y, por eso mismo, rodeado de una extraordinaria espectacularidad sonora y luminotécnica. La participación de los habitantes de la ciudad consiste en interpretar los diferentes roles que el Aquelarre exige: grupos de diablos con sus fuegos, percusionistas con los tambores que llaman a la orgía, brujas que tanto pueden hacer de recepcionistas como de grandes estrellas en el espectáculo, interpretando escenas de alta brujería con ollas satánicas o histéricos tránsitos orgiásticos, y un montón de actores y comparsas para las diferentes pasacalles y espectáculos programados.
El Aquelarre busca, como la misma palabra indica, la libertad total durante los tres días de fiesta. Una libertad, como es lógico, bien controlada por esta moral de «fuego de campo» que impera hoy en día en las fiestas populares catalanas. Lo confirma la avalancha de talleres dirigidos a los más pequeños con todo tipo de actividades relacionadas con los tambores, las máscaras, los títeres y los demonios. Sin embargo, la fiesta adquiere un grado importante de paganitat arcaica debido a la propia fuerza de las palabras y de las imágenes. Que el gran pasacalle de la fiesta acabe con la Gran Corrida del Macho Cabrío o Gran Cabrón es realmente espectacular y sorprendente. También es importante la llamada Feria del Gran Boc (del Gran Cabrón), en la que acuden todo tipo de quirománticos, lectores de Tarot, así como astrólogos y magos profesionales. También se realizan talleres y conferencias. A modo de ejemplo, este año se habló de «Farmacia prohibida o farmacia de brujas» a cargo de Josep Pàmies, y se hizo el taller «Astrología, Marte y Venus» a cargo de María del Mar Tort. Como dice el programa, «La Feria nos ofrecerá un año más un gran surtido de productos esotéricos y alternativos, con la posibilidad de conocer una gran variedad de actividades como el tarot, la quiromancia o la autoayuda, entre otros.»
La fiesta sigue un guión vertebral que se puede resumir con la siguiente cita extraída de la página web del Aquelarre: se inicia con «un pasacalle introductorio formado por brujas, diablos, dragones, bichos, monstruos y otros seres horribles, saliendo de la Universidad hasta llegar a la Plaza Mayor. Allí se hacen las invocaciones necesarias para hacer aparecer al «Macho Cabrío», quien preside el Aquelarre y da permiso para que se vayan desarrollando todas las actividades programadas: bailes, rock, tarot, cine, pasacalles, incendio del campanario, etc.»
En cuanto a la iconografía, que es el aspecto que más nos interesa aquí, destaca la inventiva y la gran creatividad de los artistas que participan en el Aquelarre, como lo demuestran las potentes imágenes resultantes. Proponemos uno de los numerosos videos que pueden encontrarse en Youtube sobre el Aquelarre, para que el lector pueda hacerse una idea. Las imágenes que aparecen en este artículo son extraídas todas de la página web oficial del Aquelarre.
Para más información sobre el Aquelarre de Cervera, aquí.
Imagen de la Gran Corrida.
Jamás se ha visto un pueblo más estúpido que el de Cervera, celebra su propia derrota y se somete con alegría y servilismo a un ser inferior, el demonio, porque el demonio es inferior al hombre.