Continuamos con nuestra mirada sobre la relación toros y títeres (ver el primer artículo aquí), un tema que ha despertado siempre la curiosidad de aficionados y estudiosos de ambos géneros, pues en efecto son muchos los puntos en común que existen. Ya avanzamos en el texto citado como la Corrida constituye el elemento común más generalizado de todas las tradiciones titiriteras de la Península Ibérica.
Títere de Rui Sosa. Representa al único torero negro de Portugal, llamado Chibanga.
Hoy en día esta presencia se mantiene sólo en parte, a causa, por un lado, de la bajada de popularidad de la misma Fiesta y, por el otro lado, del discurso de corrección política y de infantilización del género de las marionetas que a lo largo del siglo XX se ha ido imponiendo. Sobrevive en algunos titiriteros que persisten en mantener viva la tradición.
También podría hablarse de una ‘tauromaquización’ del género en el auge actual de los espectáculos solistas, en los que el titiritero se enfrenta en solitario a la labor de crear un mundo frente al público. La aventura individual de quien se arriesga a salir solo a la arena pública para ofrecer un acto de afirmación creativa y de ‘ofrecerse’ en su labor, nos remite al rito tauromáquico, en el que el torero encarna a vida y muerte el arquetipo del reto individualista.
El Juli y Peneque
He aquí una feliz conjunción de títeres y toros en un sentido pleno y real. La compañía de los hermanos Pino ha juntado a sus dos personajes más destacados, el héroe Peneque y el Profesor Tivolino, con el gran torero Julián López ‘El Juli’ para explicar a niños de 2 a 8 años el arte de la tauromaquia. Se trata de una serie creada por la Fundación Juli en la que ambos títeres explican, mano a mano con el diestro, los secretos de la Corrida, empezando por la misma vida de los toros, las caballerías, el cuidado de los animales, el toreo de salón, el equipo del torero, y las distintas suertes.
Se explica este interés si tenemos en cuenta que El Juli fue un torero que empezó a torear de niño. A los ocho años inició su carrera de novillero. Para burlar la ley que prohíbe en España torear a los niños, acudió a México y a otras plazas de América (como Quito y Lima), donde cosechó éxito tras éxito, participando en más de 300 corridas. Tomó la alternativa en Nîmes a los quince años y once meses el 18 de septiembre de 1998. José Mari Manzanares le dio la alternativa y José Ortega Cano fue testigo de ello. La corrida fue emitida por Televisión Española y El Juli salió a hombros tras cortar dos orejas (ver artículo de Wikipedia sobre El Juli aquí).
Su temprana afición es sin duda lo que ha impulsado a El Juli, una de las figuras más importantes del momento taurino, a querer promocionar el arte de los toros entre los niños, enfrentándose a las presiones bienpensantes de nuestra sociedad. Y para ello ha contado con la complicidad de los hermanos Miguel y Antonio Pino, y sus personajes de cartón, con Peneque el Valiente y el Profesor Tivolino al frente. Una iniciativa entrañable de divulgación de los toros que nos muestra facetas inesperadas de ambas artes puestas en conjunción. El tono campechano y directo de la serie nos abre unas perspectivas íntimas e insólitas del toreo, y nos muestra el lado más humano y humilde de El Juli, un artista que sabe muy bien de lo que habla.
El Juli con el Profesor Vitorino.
Vean aquí un par de los episodios de la serie.