Don Cristóbal Polichinela, el viejo títere español, el chocarrero, el glotón, el desvirgador, el azote de curas, jueces y carabineros, anda suelto. O, por lo menos, se remueve. Amenaza con encaramarse a la coronilla de Federico García Lorca y, después de agradecerle la difusión de su nombre por el mundo mundial, asestarle un sonoro estacazo con el “aparato del aguardiente”. Con Don Cristóbal no se puede saber nunca el porqué, quizá por no haberle remitido el correspondiente porcentaje de derechos de autor. “Al menos el 50%, caballerete de alto plumero literario, porque lo que usted escribió, usted no lo inventó. Lo adornó, como mucho, con florecitas del tipo del ‘culito como un quesito y la urraquita que le canta y le grita’. Y nada más. Porque todo lo demás es mío.”
Polichinela español.
Abrió brecha sobre este asunto el Simposio sobre Polichinela –todos los polichinelas europeos− celebrado en el Institut del Teatre de Barcelona en noviembre de 2013, organizado por esta revista Titeresante y Toni Rumbau. Ahora UNIMA-ANDALUCIA ha programado este mucho más modesto encuentro sobre la tradicional figura española de Don Cristóbal. Modesto, pero con un potencial difusor muy importante debido a que los 18 asistentes son todos titiriteros profesionales de importantes compañías andaluzas (La Gotera de Lazotea, Búho, Espejo Negro, La Nube, Desguace Teatro, Caracartón, Ángeles de Trapo, A la Sombrita, y otras) que, coordinados por el profesor sevillano Paco Cornejo, se han conjurado para rescatar, cada uno dentro de su estilo y su arte, la figura tan andaluza de Don Cristóbal o Cristobita.
El profesor Cornejo siempre tiene sueños y uno de ellos era recuperar, en la tierra que mejor y más largo cobijo le dio, la figura del irreverente Purchinela. Uno de los problemas más graves es que mientras Pulcinella, Polichinelle, Punch o Kasper tienen un rostro más o menos definido, nuestro Don Cristóbal parece no tenerlo. Por ello he presentado una ampliación de la ponencia que aporté en el Simposio de Barcelona: Informe para tallar un rostro a Don Cristóbal Polichinela.
Paco Cornejo introdujo el tema trabajando con los asistentes el qué conocían de Don Cristóbal. La mayoría reconocieron que bastante poco, la única referencia conocida por algunos era El Retablillo de Don Cristóbal y La Tragicomedia de don Cristóbal y la señá Rosita, ambas obras de García Lorca. Atacamos por allí, llegando a la conclusión de que Federico, entusiasmado por el personaje, lo había rescatado de su agonía, o incluso de su muerte, pero le había dado un rostro y un temperamento que era el único llegado hasta nosotros a través de sus textos y las fotos de la representación de 1934 en el Teatro Avenida de Buenos Aires. Vimos también como Hermenegildo Lanz había dado vida a otro don Cristóbal lorquiano, muy diferente al anterior, para la representación de la fiesta de Reyes Magos del 1923. Presentamos cómo hay constancia de su presencia a mediados del XVIII, Ramón de la Cruz lo menciona en su sainete Las tertulias de Madrid o el porqué de las tertulias, publicado en 1770, texto visitable en la página web de “cervantesvirtual” y que leímos conjuntamente. Vimos como al personaje de Don Cristobal se acompañaba del perro, el demonio y una mujer. Los mismos personajes que otros polichinelas europeos. Estudiamos entonces su proveniencia de los personajes de la Commedia dell’Arte y vimos como la fisonomía del Pulcinella italiano tampoco era constante y que solo más adelante se había configurado de la forma que ahora lo conocemos.
Don Cristóbal de Hermenegildo Lan, 1923.
Presentimos que la llegada a España debió de ser antes que a otras nacionalidades, pese a la creencia general de que fue más tardía, debido a que Nápoles y todo el sur de Italia se encontraban en el siglo XVII bajo dominio de la Monarquía Española, por lo que los viajes y contactos eran constantes entre ambos territorios: el teatro español era visto en la península italiana y el teatro italiano era visto en España, con una presencia natural y constante.
Cristóbal de José Vera, 1930.
Pulcinella napolitano del 600.
Paco Cornejo y yo mismo dimos lectura a varios textos que recogían la presencia de don Cristóbal en las ferias andaluzas, en prensa del siglo XIX y comienzos del XX. Allí dibujaban literariamente su aspecto feroz, “de largas patillas”, de habla soez y ronca. Cornejo presentó un fragmento de El anónimo oficio de los titiriteros en Chile (1598 a 1910) de Sergio Herskovits (libro comentado en Titeresante), donde se habla de la presencia de Don Cristóbal en Chile. Como siempre en Latinoamérica han quedado huellas de nuestro pasado muy difíciles de encontrar en nuestro país.
Paco Cornejo y Adolfo Ayuso.
Con todos estos materiales los asistentes fueron confeccionando listados de palabras que resumían su aspecto físico, su temperamento vital y dramático, los personajes que le acompañaban, los diversos nombres que había recibido (desde Cristobícal hasta Cristobita). Se intentó resumir esos listados de la mejor manera posible para unos profesionales: interpretando breves sketchs, preparados en tiempo brevísimo, sobre la percepción recibida sobre el personaje. El posterior análisis de los sketchs descubrió cosas muy interesantes, como el empleo de argumentos llenos de actualidad (Cristóbal contra la irritante llamada de una compañía telefónica ofertando sus servicios o Cristóbal contra el Inspector de Hacienda).
Calvente de Espejo Negro y Alicia de Bululú.
Don Cristóbal frente al clero, de A La Sombrita.
Dado que una buena parte de los asistentes se planteaban su recuperación para la escena se planteó la posibilidad de dar un rostro común al personaje. Se hicieron dibujos de cómo lo veía cada uno. Tras una interesante discusión se planteó que el rostro de Don Cristóbal es muy polimorfo y que solo algunos rasgos de su espíritu resultan coincidentes, por lo que se llegó a la conclusión que cada cual lo representara según su estilo y arte. Los asistentes propusieron la celebración de un futuro encuentro sobre Don Cristóbal donde cada uno de ellos prepararía con más sazón y tiempo un sketch con su protagonismo.
Rostros para Don Cristóbal.
En resumen, una actividad interesantísima en la línea en que deben ir los trabajos en UNIMA: encuentros para la formación, investigación y difusión de nuestro arte u oficio. Un lugar excepcional para este tipo de actividades: el CEULAJ (Centro Eurolatinoamericano de Juventud) de Mollina (Málaga). El único defecto era que la bebida permitida más fuerte era la cerveza 0,0. Pero se podía uno resarcir en alguno de los interesantes garitos del pueblo, donde servían excelentes gin-tonic a 3,50 euros. Algo impensable fuera del mundo rural andaluz. Excelente también la coordinación del encuentro por parte de Paco Cornejo que supo distribuir los tiempos y las tareas con habilidad, algo no siempre fácil con ese delicado pero indómito material humano del que estamos compuestos titiriteros y titiriteras. Mi aplauso y reconocimiento para todos.
Asistentes al Encuentro.
Gracias Adolfo por este hermoso texto que, creo, recoge el ambiente del Encuentro que UNIMA Andalucía decidió dedicar a Don Cristóbal. Gracias, sobre todo, por acudir a nuestra llamada para ayudarnos a invocar al espíritu de Cristóbal, que, misteriosamente -como todo lo que tiene que ver con los títeres- se manifestó durante este intenso fin de semana.
¡Don Cristóbal ataca de nuevo!
Gracias Adolfo por tan pronto reflejo de nuestro encuentro. Curiosamente, una tradición «Don Cristobal», me trae aire puro, permiso para romper esquemas y un espacio para decir lo que no se puede decir. Gracias Don Cristobal por dejarse ver las orejas, Gracias Paco Cornejo y Gracias Adolfo Ayuso por vuestra noble dedicación que da sustento a nuestra labor. Gracias Unima Andalucía por el animado encuentro. He vuelto a casa con ganas de mas! Nos vemos en el próximo encuentro.